Escondida bajo un inclemente tráfico, asfixiante humo y una latente inseguridad, existe una Caracas distinta, bella y caprichosa que sólo los caraqueños que amamos nuestra ciudad podemos ver. Una metropolis palpitante que entre árboles verdes, atardeceres rojos y cristales de altos edificios nace para aquellos que quieren y saben dónde buscar.